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Negativos al colodión sobre vidrio
Desarrollado desde mediados del s. XIX y en uso hasta los inicios del XX, esta técnica permitió obtener negativos de calidad en soporte de vidrio,
representando una revolución en la historia de la fotografía al permitir acortar los tiempos de exposición. Consistía en uso del colodión (solución de piroxilina –filamentos de algodón- en alcohol y éter) como vehículo de las sales de plata para sensibilizar el vidrio. En su variante húmeda –en uso hasta los años 70 del s. XIX- tenía el inconveniente de que debía emplearse la placa sensibilizada de forma inmediata por lo que resultó poco operativo para la fotografía exterior y los fotógrafos debían ir equipados con una especie de laboratorio portátil que incluía, además de la cámara, el trípode, una tienda de campaña a modo de cuarto oscuro ambulante, taburete, productos químicos,… tal y como puede observarse en el dibujo anexo. Estas limitaciones condujeron al desarrollo de un nuevo proceso: el colodión seco.
La técnica del colodión seco Fotógrafo colodiónse desarrolló desde la década de 1855-1865 utilizando las sugerencias realizadas por Richard Hill Norris en 1856; la innovación técnica consistió en recubrir la placa de colodión húmedo ya sensibilizada con gelatina líquida ó goma arábiga. Aunque la sensibilidad de estas placas era la mitad de las húmedas sin embargo se conservaban hasta seis meses por lo que lograron superar las limitaciones que imponía la inmediatez de la exposición tras la sensibilización de la placa. La emulsión era protegida con distintos tipos de barniz y los deterioros más frecuentes, además de los físico-mecánicos, están asociados a la descomposición de la emulsión y su interacción con los barnices.